Entrevista Alicia García Herrero Economista jefe Asia-Pacífico de Natixis y ‘senior fellow’ de Bruegel. Ante el Nuevo Orden Mundial, el modelo europeo “ha desaparecido”, avisa. “La UE debe tender al Estado-nación”.
Pese a haber despejado temporalmente las incógnitas del Brexit y de
la tregua comercial, la entrada en 2020 ha resultado más incierta de lo
previsto. Con la epidemia del coronavirus, la primera ha sido en la
frente. Si algo ha dejado más que patente el brote, a base de caídas en
bolsa y parón de fábricas, es el poder que ostenta China en el Nuevo
Orden Mundial.
Lo que a muchos trae de cabeza es que, en pleno seísmo
tectónico, la Unión Europea esté paralizada, como a la espera de los
bárbaros de Cavafis. Salvo que los bárbaros han llegado y, para Alicia
García Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico de Natixis y senior
fellow del think tank europeo Bruegel, no queda otra que apostar por la
unión. Si no, “estamos atrapados”, advierte en una entrevista a
EXPANSIÓN en los márgenes de la conferencia de riesgo-país de Coface,
que tuvo lugar el martes en París.
– ¿Cómo puede afectar el coronavirus a la economía?
Lo que está ocurriendo en China es mucho más extremo que lo
que los números muestran y el impacto sobre la oferta y la producción es
mayor de lo que uno podría imaginar. China va a pagar el mayor precio,
pero el resto del mundo no va a tener los subsidios que tienen las
empresas chinas. China va a acumular deuda, pero nosotros vamos a
acumular falta de demanda. Sobre esa base, el impacto en la economía
será alto y, cuanto más cerca de China, mayor.
– ¿Puede ayudar el autoritarismo chino a frenar el virus?
Uno no puede actuar sobre la voluntad del individuo, y por
mucha surveillance que haya, no estamos en ese nivel. Es más, el hecho
de que China utilice estas técnicas para calmar a la opinión
internacional a mí me preocupa aún más, porque quiere decir que la
situación está absolutamente descontrolada. Hay incongruencias que hacen
que la población misma tema.
– ¿Cómo lo va a notar la UE?
Europa va a sufrir un doble impacto negativo. Porque el
efecto del coronavirus se suma al que ya iba a tener el acuerdo
comercial Fase 1 entre EEUU y China. El coronavirus va a provocar una
caída de la demanda china, y Pekín se las va a ver y desear para cumplir
con los 200.000 millones de dólares que tendrá que importar de EEUU.
Eso va a afectar el doble a Europa en sectores clave como lo son el
químico y el del automóvil.
– ¿Y España?
En el caso de España el sector más afectado será el del
automóvil. Va a haber una sustitución obvia de productos españoles y del
resto de Europa para que China pueda cumplir o al menos llegar cerca de
los objetivos en manufacturas que tiene que comprarle a EEUU. España no
va a ser de los países que más sufran, pero sí notará el efecto
indirecto. No me cabe la menor duda de que la economía alemana va a
entrar en recesión entre el Brexit, China, y toda su transformación del
sector del automóvil, y España no puede crecer con Alemania en recesión.
– Al final, el pacto ‘Fase 1’ no entra en temas de subsidios o propiedad intelectual que interesaban a la UE.
El Fase 1 es un acuerdo que le convenía a China y a EEUU. Xi
Jinping necesitaba crecer para llegar a un objetivo muy importante para
él, de doblar la renta en 2020, y EEUU quería vender el pacto de cara a
las elecciones. Pero ni siquiera creo que Estados Unidos tenga interés
en reformar China. Eso implicaría que Pekín se refuerza, poniendo en
riesgo su hegemonía. EEUU quiere someter a China sin reformarla.
– ¿Y en qué punto se encuentra China?
La idea de que China es invencible y nada le puede parar es
un imaginario colectivo que hace mover al país. Pero empieza a haber
problemas, las rentas no crecen tan rápido… Estamos llegando
lentamente a una fase de menor confianza en el Partido Comunista Chino.
Un diplomático en Polonia me dijo hace poco que el coronavirus va a ser
el nuevo Chernóbil. No por el contagio, sino porque va a ser el
principio de la caída del régimen chino. No es algo inmediato, pero la
gente pierde confianza. Ese es el gran riesgo.
– ¿Qué margen tiene la UE para controlar el modelo de China en un contexto de declive del multilateralismo?
Lo de Europa es terrible. La UE está compitiendo con China
como gran potencia exportadora, y que los subsidios chinos se mantengan
se carga un montón de sectores y de empresas europeas. La UE tendría que
ir todos a una. A nivel político se está empezando a plantear cambiar
las normas de competencia para hablar de competencia global. Pero aunque
ya hay cambios, es muy lento para la que se nos viene encima.
– ¿Cómo pretende la UE competir con gigantes de EEUU o China si sus normas de competencia no dejan crear gigantes europeos?
Nosotros hemos creado unas normas orientadas a poder competir
como iguales dentro del mercado único. Entonces no preocupaba tanto lo
que pasara fuera. Pero el mundo ha cambiado. Al mismo tiempo, es
peligroso abrir la veda a tener grandes campeones europeos, porque desde
el punto de vista de un país como España, podría ser muy perjudicial:
¿Cómo compites con un monstruo como Siemens-Alstom? Europa tiene que
jugar la doble baza mercado del mundo-mercado interior. La solución
ideal sería que China no subsidiara a sus empresas, porque entonces no
habría que cambiar el modelo. Pero eso no pasa.
– Si el eje del Nuevo Orden Mundial se desplaza a Asia, ¿no podrían terminar imponiendo su modelo?
Es algo que ya está pasando. Y ése es nuestro gran problema,
que no lo entendemos. Esto de esperar sólo a la reforma de la OMC lo
llamó el Titanic: vamos a quedarnos los únicos encima mientras se hunde
el barco. Es inaudito. La UE tiene un funcionamiento interno, pero si el
orden mundial cambia, tu propio funcionamiento se pone en tela de
juicio. Esto es un problema que una verdadera nación no tiene. Tenemos
que ir hacia adelante o hacia atrás. Si no, estamos atrapados.
– Pero eso quiere decir que o hay unos Estados Unidos de Europa o se acaba la UE.
Sí. Es que no veo cómo Europa va a seguir funcionando si no.
El mundo ha cambiado y nuestro modelo ha desaparecido. Pero lo que más
me preocupa es que en Europa no hay ninguna discusión de proyecto de
nación. Desde Asia está más claro que el agua: hay demasiados Estados, y
más estados que todavía quieren ser otro estado… creo que esto nos
paraliza. La verdad es muy simple: sin ser un Estado nación no podemos
permitirnos ser, ya no una gran potencia, sino un área económica
independiente de EEUU y de China. Si no, la Unión Europea se va a partir
en dos: vasallo de China, vasallo de EEUU, y no va a haber más.
– ¿Cambiaría la relación con Cataluña?
España, con una economía de tamaño medio, es el discurso que tiene que tener. Resolvería el problema de Cataluña. Si Europa se integra, pues será una Europa de las regiones… pero ese problema ya no es el tuyo. Es bastante obvio que España tendría que ser la bandera del europeísmo.
Fuente: Expansión