Sánchez ofrece a Iglesias hachazo fiscal, reforma laboral, pensiones y dispendio

Investidura. En un acto con tono mitinero, el líder socialista camufla su programa electoral bajo la forma de una oferta a Podemos, al que plantea un “acuerdo de gobernanza” con cargos en instituciones del Estado fuera del gabinete.

Con una puesta en escena híbrida entre la presentación de un plan para negociar la investidura, un acto con tintes de mítin preelectoral, y la autojustificación pública de por qué el PSOE no tiene la culpa de que España se encamine hacia unas nuevas elecciones, Pedro Sánchez puso ayer de largo su plan de 370 medidas con el que pretende seducir –o presionar– a Podemos para que respalde su candidatura o concurrir a los comicios si no lo logra. Arropado por varios centenares de personas, muchas de ellas representantes de la sociedad civil con los que el líder del PSOE se reunió este verano, Sánchez escenificó la presentación de un catálogo de buenas intenciones y promesas ya anunciadas en su mayoría, apenas esbozadas y entre las que no figuran reformas estructurales con las que combatir “el enfriamiento de la economía” que el propio presidente en funciones admitió ayer.

Junto al plan programático, que recoge un buen ramillete de guiños populistas dirigidos a Podemos, Sánchez reservó para el final su propuesta estrella para intentar persuadir a Pablo Iglesias: un acuerdo de gobernanza para la legislatura que incluiría cargos para Podemos en instituciones y órganos del Estado, que el candidato socialista no desveló a la espera de su negociación con los morados, pero siempre fuera del Consejo de Ministros. Es decir, nuevo rechazo tajante a un Ejecutivo de coalición, pero en este caso con premio de consolación, porque, según dijo ayer Sánchez, “no queremos votos gratis en nuestra investidura”. Además, el PSOE ofreció a Iglesias un triple mecanismo de control para garantizar el cumplimiento de los pactos alcanzados, entre ellos la creación de una oficina específica dependiente del Ministerio de Hacienda. Al líder de Podemos, la música de algunas medidas le sonó bien ayer, pero al cierre de esta edición había preferido analizar el documento en profundidad antes de pronunciarse.

En el ámbito económico, el documento agrupa buena parte de las medidas pactadas en su día con Podemos en los fallidos Presupuestos de 2019. En materia de fiscalidad, esa cercanía entre PSOE y Podemos se traduce en una subida masiva de impuestos para poder disparar el gasto social. El plan de Sánchez contempla subidas del IRPF para las rentas más altas y recuperar la progresividad del sistema para que aporten más quienes más tienen. También la implantación de la llamada Tasa Tobin, un impuesto del 0,2% sobre las transacciones financieras con el que aspira a recaudar 850 millones, tal como consta en el Programa de Estabilidad remitido a Bruselas. E insiste en seguir los pasos de Francia y aplicar en España la denominada Tasa Googleaunque no haya consenso en Europa. Una medida con la que prevé ingresar 1.200 millones, estimación que los expertos ven poco realista, ya que Francia apenas espera recaudar unos 400 millones con un gravamen muy similar.

Los socialistas prometen también regular el Impuesto de Sociedades para que las empresas paguen un mínimo del 15% (el 18% en el caso de bancos y petroleras), lo que, según las cuentas del Gobierno en funciones, supondría unos ingresos de 1.776 millones para las arcas estatales. El PSOE también contempla recortar las exenciones por dividendos y plusvalías de las empresas por sus participaciones en otras compañías; estrechar el control sobre las Sicav; una nueva ley de lucha contra el fraude, o reducir a 1.000 euros los pagos en efectivo a profesionales y empresarios (en la actualidad el tope está en los 2.500 euros).

Un “órdago impositivo” en toda regla, como lo calificó Carmen Calvo en tono crítico cuando fue Iglesias el que presentó a mediados de agosto una batería de alzas fiscales muy similar, con el que Sánchez quiere financiar un proyecto faraónico de gasto. El candidato del PSOE promete elevar la inversión en Educación hasta el 5% del PIB en 2025, frente al 4,2% actual; al 7% el gasto en Sanidad en 2023, hoy en el 6%, y hasta el 2% en I+D+i, que ronda el 1,2%, casi la mitad que la media comunitaria. Una política expansiva con la que el PSOE deja entrever su aspiración de acercar el gasto público a la media de la zona euro (41% del PIB vs. 47%), lo que nos situaría en un horizonte de incremento del gasto superior a los 70.000 millones. Y ello en un contexto de desaceleración económica, amenaza que sigue siendo invisible en el programa para un Gobierno progresista de Sánchez.

Críticas de los empresarios

El Círculo de Empresarios criticó ayer con dureza la propuesta del PSOE precisamente por soslayar la situación de la economía española en un “contexto alarmante” en el plano internacional, “con Alemania e Italia al borde de la recesión, Gran Bretaña a punto a abandonar la UE de forma abrupta y EEUU y China en guerra comercial”.

La organización empresarial alertó del riesgo de elevar la deuda y el déficit públicos en un escenario de enfriamiento económico y frenazo en la creación de empleo. “Para tratarse de un programa de Gobierno, sorprende enormemente que no haya un diagnóstico de la situación en la que se encuentra nuestra economía”, reprochó el Círculo.

En el terreno laboral, Sánchez ofrece a Iglesias derogar los “aspectos más lesivos” de la reforma de Rajoy de 2012, como eliminar la flexibilidad que se introdujo en los convenios colectivos; reformar la regulación del despido; estrechar el control sobre la contratación temporal y el trabajo a tiempo parcial para evitar fraudes, combatir a los falsos autónomos o incrementar el salario mínimo hasta situarlo en el 60% del salario medio al final de la legislatura (en torno a 1.200 euros frente a los 900 actuales).

El PSOE insiste en blindar por ley la subida de las pensiones con el IPC, suprimiendo el factor de sostenibilidad introducido por Rajoy (aunque no se ha llegado a aplicar) y elevar las pensiones mínimas y no contributivas. Todo ello en un contexto de gasto desbocado en las pensiones y de multimillonario déficit crónico de la Seguridad Social (más de 18.000 millones en 2018).

El menú programático de Sánchez incluye también la creación de “un gran parque” de vivienda en alquiler a precio asequible o ahondar en las medidas adoptadas para “frenar las subidas abusivas del alquiler”. También insiste en prohibir las ventas de coches diésel y gasolina en 2040, pese a que la Comisión Europea advirtió hace una semana de que esa medida no sería compatible con la normativa comunitaria.

Fuente: Expansión